La Guerra del Rif y un soldado de Laspuña (1921)

Soldados altoaragoneses en el Rif (1921)

La Guerra del Rif, también llamada la segunda Guerra de Marruecos o Guerra de África, fue un enfrentamiento originado en la sublevación de las tribus rifeñas (región montañosa del norte de Marruecos) contra las autoridades coloniales española y francesa, concretada en los Tratados de Tetuán (1860), Madrid (1880) y Algeciras (1906) completado éste con el de Fez (1912), que delimitaron los protectorados español y francés, cuya vida administrativa y geográfica se inició en 1907, conflicto en que participaron también tropas francesas, pese a haber afectado principalmente a las tropas españolas.
En 1909 se produjo una agresión de las tribus rifeñas a los trabajadores españoles de las minas de hierro del Rif, cercanas a Melilla, que dio lugar a la intervención del ejército español. Por otra parte, las operaciones militares en el occidente marroquí (Yebala) ya habían empezado en 1911, con el Desembarco de Larache, lo que supuso la pacificación de gran parte de las zonas más violentas hasta el año 1914, intervalo de tiempo de lento progreso o estabilización de líneas que se prolongó hasta 1919 por causa del conflicto mundial de 1914-1919. Al año siguiente, tras la firma del Tratado de Fez la zona norte marroquí fue adjudicada a España como Protectorado español de Marruecos; El comienzo del mismo lo fue también de la resistencia de las poblaciones rifeñas contra los españoles, desencadenando un conflicto que se alargaría durante años. En 1921 las tropas españolas sufrieron un grave desastre en Annual, amén de una rebelión acaudillada por el líder rifeño Abd el-Krim. Los españoles se retirarán a unas cuantas posiciones fortificadas, mientras el-Krim llega a crear todo un estado independiente: la República del Rif. La situación del enfrentamiento, y su cierre, coincidieron con la actividad de los gobiernos del general Primo de Rivera, que se ocupó de la campaña de 1924 a 1927. Sin embargo, tras la Batalla de Uarga (1925) los franceses intervendrán de lleno en el conflicto y establecerán una colaboración conjunta con España, lo que llevaría a la realización del Desembarco de Alhucemas. Hacia 1926 la zona había sido pacificada, rindiéndose el caudillo rifeño Abd-el-Krim en julio de 1927 y obteniéndose la reconquista del territorio anteriormente perdido.

De 1.566 soldados salidos de Zoco el Telazta sólo llegaron a Hassi Uenzga 441 hombres, muertos de sed.
Muchos de quienes salvaron la vida en El Rif al llegar a su hogar se sumergieron en un profundo silencio; Ramón Castillón, de Laspuña (Huesca) se metió en la cama aquejado de tanta debilidad que nunca más se levantó…

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